Plácida mañana en Zaragoza, llegamos pillados al sorteo. Cuando
ascendemos por las escaleras hacia la parte superior de los corrales nos
encontramos con Carlos, el jefe de esa zona, gran persona y siempre amable con
todo el mundo.
Nos acercamos a las ventanas para ver los “Anaromeros”, desiguales, bonitos,
cárdenos claros, oscuros, entrepelaos... “Qué bonito el 42” Le digo a Náyade. Giro
la cabeza y veo a Antonio Gaspar " Paulita". En ese momento me sale
valor, no se de donde, para preguntarle: "Torero, bonito día hoy, ¿cual va
a ser el lote?" El torero me contesta: " 32 y 42". Tas revisar
visualmente de nuevo durante unos segundos el lote, vuelvo a sacar ese valor
escondido y le digo: "El 42 va a ser".
Me clava la mirada el maestro y me repite despacioso: " Ese va a ser".
Su mirada y la despaciosidad al repetir la frase, dejaban
claro que mis palabras le habían llegado. Miré al 42 de nuevo, a Náyade después
y le dije: "Estoy seguro, ese va a embestir, ese va a ser. Lo
merece".
Después de saludar a conocidos
y amigos por la plaza, nos dirigimos a un restaurante cercano al coso y nos
cruzamos de nuevo con Toño. Unos minutos de charla entre él y D. Ángel Solís nos hacían disfrutar y
aprender. El torero siempre sonriente, nos dijo que iba al hotel y nos miró de
nuevo. Con la absurda intención de
generarle confianza le dije que recordase el 42, ese tenía que ser. Rió
Paulita.
Bajaba el sol, llegaba la
tarde y nosotros a la plaza. En el patio de cuadrillas me fijo en su cara, en
su semblante y lo encuentro TORERO. Veo en sus ojos ese brillo de quien está
concentrado y con ganas. Recibe sentidos abrazos de amigos, ánimos de
periodistas, fotógrafos y admiradores, se le intuye nerviosismo contenido. Ese
traje de luces nazareno y azabache estaba a punto de salir al ruedo y me acerqué
a desearle que el toro embista, la suerte para otros.
Cuando el toreo gitano del aragonés
salió al ruedo nos embelesó, conseguía transmitirnos ese pellizco del toreo de arte, pero esta vez ante Anaromeros, nada menos…
Dos quites en sendos toros de
Bautista para paladares exquisitos nos dejaba un dulce sabor, que torero
estaba…
Yo en el callejón con Náyade
y Carlos Moncin, Alberto Barrios y Toni Galán cuando sonaban los clarines para que
saliese mi apuesta, el 42, que llevaba grabado en la mente desde por la mañana
y con el que me sentía como si yo fuese el ganadero. Quería que embistiera, que
acudiera pronto al cite, que descolgara la carita humillando y que transmitiera
al tendido. Pues casi hago pleno. Gran animal. Acudía pronto al cite, tenía un
son que transmitía emoción al tendido y metía la cara. En varas, hasta tres
veces y con emoción. En banderillas tres buenos pares de Téllez y Arruga hacen
desmonterarse a la cuadrilla. Que bonita brega, que bien cuidado. La extraña intuición había acertado esta
vez, ya no era un “ese va a ser” es que “estaba siendo”. Antonio seguía muy
torero, se sentía, le daba espacio y lo citaba con la muleta alante, metía riñones,
componía como a pocos he visto. Emoción, mucha emoción con el son del animal y
el trato del torero.
Por el izquierdo algo peor, pero la vuelta a la mano
derecha hacía retornar el sentimiento. Yo con los pelos de punta durante toda
la lidia. Faena muy importante, tan importante como para que sea desmerecida
por la espada. La suerte debía habérsela deseado para este momento, pues no la
tuvo. Posiblemente las ganas, el arranque pronto del toro que parecía muy
despierto aún y algunas voces del tendido, hicieron a Paulita precipitarse.
Pero no puede quedar empañado por los aceros. Cabeza alta Antonio, pues el toreo fue de altura.
Una vez finalizada la
corrida nos dirigimos hacia el patio de cuadrillas y allí me lo encuentro. Tremendamente
emocionado, abrazado a un ganadero. Después de ese abrazo me cruza la mirada,
se viene hacia mí y nos cogemos. Yo a él de la cara, él a mi de los hombros, y
me dice: “¡Lo dijimos!, ¡Lo dijimos!, Ese era, el 42 era…”. El torero emocionado
se mete en la furgoneta. Yo, aún emocionado recuerdo esas palabras y todo lo
acontecido.
Nunca olvidaré esta intuición
hecha realidad. Pero si he aprendido una cosa, la próxima vez le desearé que embista y suerte.
¡¡EnhorabuenaTorero!!
Texto: Jote (José Manuel de Frutos)
Fotografía: Náyade Moncín - Alberto Barrios
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